jueves, 21 de junio de 2012

La asfixia moyanista.




  Para razonar, debemos tener en cuenta que a principio del mes de abril, la presidenta Cristina Fernández dio a conocer  la idea de  aumentar al  20% el mínimo no imponible  sobre el  impuesto a las ganancias mínima presunta , vale aclarar que cuando nos referimos a la suba del piso al impuesto a las ganancias sobre el salario, hacemos resonancia en que desde que cifra se va a pagar este tipo de gravamen( a claro que no se le va a retener al trabajador el 20% de su salario, lo que deberá entregar al fisco será un porcentaje mínimo que la propia ley en forma clara y  escalonada prevé conforme a cada salario y qué monto deberá abonar en razón del impuesto) , anteriormente ,con la adecuación (si finalmente sube el 20%), el mínimo no imponible pasaría de 5.782 pesos a 6.938 pesos mensuales en el caso de los trabajadores solteros y de 7.998 pesos a 9.597 pesos mensuales para los casados con dos hijos. Es decir que si la suba se hace efectiva más de 600.000 trabajadores dejarían de abonar este inicuo tributo de impronta menemista, que se debería radicar en forma paulatina, mientras en el Estado recupere recursos propios que se le fueron despojando por las practicas neoliberales de hace dos décadas atrás.
      Resulta que lo mencionado en apite surgió un  enfrentamiento por parte de la orbita moyanista contra el Gobierno Nacional que  ha llegado a su mayor resplandor en apenas pocas horas, tras la vuelta anticipada  de la primera mandataria en suspender su participación en la cumbre de Rio 20 sobre el medio ambiente, mientras que en el país se impidió el libre circulamiento de transporte de cargas de combustible para el abastecimiento de la población, La Señora Presidenta adelanto su llegada a la nación por los conflictos que yacen con el gremio del transporte  liderado por el secretario de la CGT Hugo Moyano para realizar una denuncia penal contra éste por la violación al articulado del corpus penal que reza lo siguiente: “El que, sin crear una situación de peligro común, impidiere, estorbare o entorpeciere el normal funcionamiento de los transportes por tierra, agua o aire o los servicios públicos de comunicaciones, de provisión de agua, de electricidad o de sustancias energéticas, será reprimido con prisión de tres meses a dos años” Los hechos denunciados, según el mismo texto, "prima facie son constitutivos del delito previsto y reprimido por el art. 194 del Código Penal", al constituir "una violación de los principios que emanan" de la ley 26.741, de Soberanía Hidrocarburífera.
     Tras el apotegma de paralizar y desabastecer el país por el pedido de anulación completa del impuesto a las ganancias mínima presunta y de la eliminación de topes  para obtener asignaciones familiares, bajo estos reclamos legítimos, algunos escamotean sus apetitos sectoriales y abrigan (con o sin intención) los intereses de la reacción  y se esconde un interés sectorial que es del permanecer en mando de la secretaria de la Confederación Nacional del Trabajo por las prontas elecciones que se avecinan  el 12 de julio para elegir nuevo secretario en el plantel obrero.
       No es de sorprender esta reacción de la cúpula moyanista, de tomar una planta de refinería e impedir el traslado de combustible a lo largo y ancho del territorio, para hacer frente al ejecutivo nacional  tras la soltada de mano que se ha dado en los últimos meses al gremio de los camioneros, este intento de dejar el país sin combustible es  dar el último manotazo de ahogado como medida que tiene Moyano para hacer una muestra de poder. La ambivalencia de este señor  son sus declaraciones encontradas antes y después de este desprendimiento de riñón del cristinismo, al principio cuando las aguas estaban calmas y serenas, elogiaban al gobierno de Néstor Kirchner y durante el de su esposa y hasta al final de su primer mandato como: “El gobierno de los Kirchner es el que más representa a los trabajadores después de Perón”, su apoyo a las paritarias, a la suba de los salarios, al aumento doble  de las jubilaciones y pensiones por año, y sobre todo el andamio que le brindo a CFK en su candidatura para su re elección, hoy solo son reminiscencias que se esfuman y desaparecen en el recuerdo gremialista. No obstante desde sus locuciones y manifestaciones de repudio al grupo Clarín, en la noche del 20 de junio (día del paso a la inmortalidad del General Belgrano) parece haber sucedido un pase de vereda, cuando apareció frente las cámaras del canal TN con el amigo Bonelli, redoblando en las escenas del programa la apuesta de hacer un paro a nivel nacional, frente el canal considerado como monopólico y tergiversador de las crónicas (tal cual parafraseaba  Néstor Kirchner ) informó sobre la medida que iba a tomar de manera  extorsiva si el ejecutivo no tomaba las disposiciones que reclamaba en representación de los laburantes de eliminar el impuesto a la ganancia mínima presunta  y los topes a las asignaciones familiares , tal reacción fue retractara por la conferencia que brindo el adalid  asalariado el día 21 del mes de julio donde exhorto que  convocará un paro para el miércoles 27 de julio y una citación  a los diferentes gremios que se quieren adherir en una manifestación en Plaza de Mayo. De tal manera titulo al gobierno de turno como un reflejo de la última dictadura por haber mandado a la gendarmería a custodiar los camiones y contenedores de combustibles, cuando el ejecutivo tanto nacional y bonaerense tomaron como medida solo preventiva y cautelosa y no represiva como fustigaba el líder gremialista frente la aparición de las fuerzas de seguridad, asimismo continuo diciendo que esta regencia no tolera las protestas y reclamos laborales  refiriéndose como una actitud gorila la denuncia penal firmada por el ministro Randazzo y que no nos encontramos frente a un “gobierno nacional y popular”   
         En mi parecer con todo lo redactado es  que concuerdo con la idea de eliminar  el impuesto a las ganancias mínima presunta porque discurro que los emolumentos sean ganancias en sí, tanto ésta como las asignaciones familiares son demandas genuinas, pero Moyano sabe que esta debate se iba a presentar después del 12 de julio, él a todo esto, está en campaña, pareciese que La CGT para la reforma tributaria, IVA del 15% a la canasta básica y del 27% a los bienes de lujo y por la Reforma Agraria no se suma, pero debemos aclarar que esta  imposición (ganancia mínima presunta)  no es una medida que nació con el kirchnerismo sino que se remato en los 90 con el menemismo, desde el 2003 a la actualidad el piso de la ganancia mínima presunta fue ascendiendo con la finalidad que este tipo de retención vaya desapareciendo a la compostura  de que el Estado Nacional recobre recursos perdidos como lo fueron Aerolíneas Argentinas, AySa , Correo Argentino, YPF, las AFJP, que en nuestros días  fueron recuperados , no se puede tomar medias apresuradas y poco estudiadas sin pensar en la magnitud en que se puede extender una decisión prematura, se debe analizar el efecto derrame que puede provocar.
          Defiendo todas las garantías que brotan de la carta madre, como las referidas en el escrito, como el derecho a huelga del artículo 14, el derecho a reclamar y protestar
., pero, cuando se afectan en forma generalizada a terceros y en la sociedad en sí usando métodos pocos alegres, con amenazas y extorsiones, me hace pensar que no es la manera que yo creo que puedo apoyarla, porque las considero (el modo) anti democrático, golpista y desgastador, ya que acá, este tipo de bloqueo no tiene como génesis la defensa al trabajador, sino como mencione anteriormente es que lo que hizo Moyano es cambiar la estrategia de poder, por su ambición política, a causa de  que primero quiere lograr la reelección en la CGT, sufriendo para sí el síndrome de Estocolmo, toma de prenda  a la población, vocifera que la ampara pero la desabastece de combustible, perjudicando a la misma .  El paro con desabastecimiento tiene un efecto fulminante, no solo se priva del uso y posesión del recurso energético, sino que el mismo es un bien escaso, es una bala de plata, malgastarlo dilapida el capital político. Más que nunca es ahora cuando se debe fomentar o empezar a estudiar la idea y oportunidad de promover la creación de nuevas rutas ferroviarias, de unir al país en trenes tanto de cargas como de pasajeros y acelerar la estatización de ellos, de tal modo, que estos agites de gallinero dejen de ocurrir. 




Fuentes: 

http://financialred.com.ar/aumento-minimo-no-imponible-ganancias-2011.html

http://www.casarosada.gov.ar/informacion/conferencias/23182

http://www.casarosada.gov.ar/informacion/conferencias/23181

http://www.clarin.com/politica/Cristina-recibe-Moyano-versiones-Ganancias_0_454754755.html

CAMIONAZO



Camionazos
Horacio Verbitsky
Periodista
Con métodos gremiales para dirimir un conflicto político, Moyano pone a prueba su capacidad de daño contra la presidente cuya reelección reclamó hace apenas un año como garante de un modelo económico que recuperó “la dignidad de los trabajadores”. Las deserciones que lo aíslan, el calidoscopio sindical y las alianzas contra natura. Scioli intenta aprovechar la fisura para sus propios fines, luego del anuncio de su candidatura presidencial. Los medios y el poder político.
Luego de meses de amenazas, Hugo Moyano comenzó los paros de camioneros, con el propósito de desabastecer de billetes los cajeros automáticos. Si se atiende a la jactancia con la que hace ya algunos años Moyano se refirió a su poder, la escalada proseguirá con la acumulación de basura en las calles y/o la falta de combustible en los surtidores, las góndolas raleadas en los supermercados, los kioscos de diarios y revistas con ejemplares atrasados, la distribución postal paralizada, los cereales desbordando los silos y los puertos inactivos. Al fundamentar el plan de lucha, su hijo y adjunto, Pablo Moyano, se refirió a la propuesta insatisfactoria de la patronal camionera en la mesa de discusión paritaria, es decir una motivación de raíz laboral.
Si así fuera, el conflicto tramitaría por los carriles normales, con intervención del Ministerio de Trabajo en un tira y afloje natural entre las partes, que se zanjaría con alguna cifra intermedia entre el 30 por ciento de aumento que reclaman los conductores y el 18 por ciento que ofrecen los empresarios, tal como ha ocurrido en los años anteriores y como siguió pasando este año en los gremios que ya cerraron la negociación. Es tan obvio que el gobierno prefiere una contención salarial como que no hay topes inamovibles establecidos y cada acuerdo depende de las respectivas relaciones de fuerza y las condiciones de cada sector. Pero el desafío de los Moyano tiene menos que ver con los regateos salariales que con la lucha por el poder, en una primera instancia, sindical, pero en el fondo, político. Por eso, también reclaman que los patrones absorban el impuesto a las ganancias que pagan los trabajadores de mayores ingresos, es decir una cuestión de política pública, cuya resolución depende del Estado. Es difícil que los propietarios accedan, sobre todo desde la advertencia que CFK les hizo en un discurso, sobre el posible corte a los subsidios que reciben si los utilizan en forma dispendiosa.
Esta bandera y el proyecto de participación en las ganancias segmentan la representación de Moyano, ya que convocan a la delgada franja superior de la heterogénea fuerza de trabajo. Más de un tercio de los asalariados aún tiene empleos informales y entre los privados formales el tercio que menos gana accede apenas al diez por ciento de la masa salarial. En esa base de la pirámide inyecta recursos el gobierno, porque sabe que se vuelca al consumo y sostiene la demanda agregada en un momento de grave crisis internacional. Moyano, en cambio, aboga por mayores ingresos para la cúspide. De todos modos, una vez cerradas las principales paritarias y definida la sucesión enla CGT, el gobierno deberá incrementar las asignaciones familiares y el mínimo no imponible para la cuarta categoría del impuesto a las ganancias, para que el fastidio que Moyano expresa no se extienda a sectores asalariados más significativos.
El Congreso dela CGTes el primer objetivo de Moyano, quien quiere que propios y ajenos constaten que puede forzar al gobierno a una capitulación. Es la misma línea que siguió en su apuesta por mechar candidatos sindicales en las listas del Frente parala Victoria. Perohasta ahora, con excepción de algunas escaramuzas, sólo había recurrido a las concentraciones masivas, en avenidas y estadios. Nada de eso le dio resultado, y ante cada nuevo incremento de la presión, Cristina se felicitó por no haber cedido: es fácil imaginar cuánto mayor sería hoy la molestia si Moyano tuviera hombres propios en la vicepresidencia y en un tercio de las bancas legislativas, como había pedido. Pensar que el incremento de la fuerza vaya a lograr un efecto distinto sobre la personalidad presidencial, es una presunción improbable, por muchas y variadas razones. Además, en aquel acto por el 1º de mayo enla Avenida9 de Julio, hace apenas un año, Moyano pidió la reelección de Cristina porque la definió como “la garantía de profundizar este modelo económico” para “seguir recuperando la dignidad de los trabajadores”. En medio de la peor coyuntura económica mundial en tiempos de paz en un siglo y cuandola Argentinaadopta todo tipo de medidas para proteger el empleo y los ingresos populares, es inverosímil afirmar que aquella persona se haya convertido en el enemigo de los trabajadores a la que hay que combatir con todos los medios y alianzas disponibles, de TN ala Sociedad Rural.

El participacionismo

Moyano parte de supuestos contradictorios. Al mismo tiempo cree que su hegemonía enla CGTobedeció a su propio mérito y fortaleza y que las candidaturas para sustituirlo sólo se sostienen por el impulso oficial, pero que aún así no serán viables porque la mayoría de los delegados al Comité Central Confederal del 12 de julio le responden. La pugna que Moyano sostuvo con los gobiernos neoliberales de las décadas de 1980 y 1990 y el poder acumulado por su gremio, que creció junto con la importancia de los servicios (paradojal consecuencia del modelo que impugnaba), pesaron en el momento de la decisión.
Pero Moyano no hubiera sido electo en 2004 ni, sobre todo, reelecto en 2008, si Néstor Kirchner no lo hubiera ungido como su interlocutor privilegiado en el movimiento sindical. Esto le permitió incrementar su nómina de afiliados, mordiéndoles el padrón a los otros gremios que representaban a trabajadores sobre grandes ruedas, y obtener una serie de canonjías estamentales sobre el resto de sus pares. A cambio, garantizó negociaciones paritarias tranquilas e impidió desbordes sociales, es decir aquello que hoy le reprocha a quienes aspiran a sucederlo. Este rol hoy en disputa no se explica por la biografía de los dirigentes, sino por la estructura sindical participacionista, donde el poder se dispensa desde el Estado. Así, Moyano incrementó su incidencia, pero no las simpatías de que gozaba.
Su aislamiento se ha profundizado desde que se lanzó en velocidad a la colisión con el gobierno, con expresiones verbales que, es ostensible, no son su fuerte. La segunda hipótesis de Moyano no tiene más fundamentos que la primera: que el gobierno se haya cansado de sus hoscas intimaciones no equivale a decir que prefiera entronizar enla CGTa los sindicalistas empresarios que fueron el caballo de Troya del menemismo dentro del movimiento obrero. Uno de ellos, Armando Cavalieri, pidió apoyo para desbancar a Moyano, que le discute el encuadramiento sindical de 5000 trabajadores de logística. La respuesta del gobierno fue ambivalente. A través del diputado Carlos Kunkel apoyó al candidato de Moyano en Comercio, el ex asociado de Cavalieri Oscar Nieva, pero no llegó a prohibir el voto a los jubilados, entre quienes Cavalieri hizo la diferencia que le permitió retener el gremio que conduce desde hace cuatro décadas, y obtener congresales que pueden ser decisivos para la elección enla CGT.
Nadielo dirá, pero la idea no es fortalecer a dirigentes vergonzosos como Oscar Lescano o el propio Cavalieri, sino ponerle algún límite a Moyano, cuyas contribuciones a ese propósito son destacables.

Cinco por uno

¿Quiere decir esto que se partirála CGT? La mera pregunta denota escasa percepción del cuadro sindical. De hecho,la CGTya está tan o más fracturada quela CTAy cada una de las cinco fracciones de este calidoscopio se atraen y se repelen en un juego cuya única regla es la inestabilidad. Los denominados Gordos no asisten desde hace años a las reuniones dela Comisión Directiva, y un grupo de gremios que siguen al gastronómico Luís Barrionuevo han creado un organismo paralelo denominado “CGT Azul y Blanca”.
La novedad que puede cristalizar en el Congreso del mes próximo es el regreso de Los Gordos a la central, en alianza con sectores que en los últimos años reconocieron la conducción de Moyano, como aquellos que se hacen llamar Independientes, y que incluyen a José Lingeri, Héctor Rodríguez y Gerardo Martínez, y una exteriorización más visible de la división preexistente. Ante esta perspectiva, Moyano amagó con alejarse pero sin abandonar la central, tal como lo hicieron sus rivales en estos años. Su proyecto era replegarse sobre el Movimiento de los Trabajadores Argentinos (MTA), que lideró en la resistencia al neoliberalismo, y sobrela Confederaciónde Trabajadores del Transporte (CATT), a la que Kirchner devolvió la personería retirada por la dictadura.
Pero es poco lo que le queda de ambas estructuras. Muchos de los gremios que integraron el MTA, igual que los dela CATT, le han hecho saber que no lo seguirán hasta estrellarse contra un gobierno sólido que hace tan poco consideraba el mejor para los trabajadores desde el de Juan Perón. De los dirigentes que durante años flanquearon a Moyano, sólo siguen a su lado Juan Carlos Schmidt y Omar Plaini, pero hasta ellos mantienen contacto frecuente con altos funcionarios del gobierno y sólo comparten el lado gremial de las exigencias de Moyano. La afirmación de Amado Boudou de que la presidente no necesita de la dirigencia sindical porque se comunica en forma directa con los trabajadores, es desmentida por la práctica diaria, de la que el mismo vicepresidente participa, de reuniones permanentes con secretarios generales de todos los gremios. Los taxistas, los colectiveros, los marítimos, los aeronavegantes y los conductores de locomotoras abandonaron tambiénla CATT, con lo cual la intimidación de Moyano se reduce a poco más que su propio gremio y a una parte de los pilotos de aviones y los ferroviarios del encarcelado José Pedraza.
Pasar de las palabras a la acción tiene dos riesgos simétricos: que fracase y que tenga éxito, lo cual supone que no hay opción ganadora. Cada sector lidia como puede con sus contradicciones. Moyano pasó su próxima movilización del 27 al 26 de junio, para que coincida con el décimo aniversario del asesinato de Kosteki y Santillán y al mismo tiempo recompuso su relación con Gerónimo Venegas, el dirigente de los estibadores rurales cómplice del alto índice de informalidad del trabajo rural. También ha tenido citas con las cámaras patronales agropecuarias, que tampoco quieren pagar impuestos, pero cuyo lockout por la extraterritorialidad de sus posesiones tuvo mínima inserción rural y ninguna urbana, y conla UCR, el partido cuyos últimos dos gobiernos terminaron en forma desastrosa para los trabajadores. Sólo le falta concertar alguna acción con los centenares de caceroleros que se creen poseedores de un derecho individual a atesorar dólares, pero que intentan disimular esta pretensión vergonzante con grandilocuentes consignas patrióticas y moralistas.
Pensar que esta ensalada de intereses contrapuestos pueda ser una base política muestra el extravío de quien busca posicionarse como líder popular. Por su parte, los grandes gremios que quieren librarse de Moyano se ven constreñidos a buscar el apoyo de un gobierno que les repugna más que a él. Los que apoyan a ese gobierno (comola CTAque dirige Hugo Yasky) no se sentirían en buena compañía cerca de West Ocampo o Daher, y están impulsando un reagrupamiento sobre un eje muy nítido, cuyo mejor expositor fue un personaje trágico, desgarrado entre dos lealtades: “La contradicción principal es entre el proyecto financiero neoliberal y el proyecto nacional popular y latinoamericano, y eso se expresa en la antinomia política kirchnerismo-antikirchnerismo. Nosotros sabemos de qué lado estamos”, dijo en diciembre el otro hijo del camionero, Facundo Moyano. ¿Nosotros? El otro sector dela CTA, representado por Pablo Micheli, sólo puede disimular su nimia capacidad de movilización mimetizándose con agrupaciones pequeñas pero compactas que siempre lo han cuestionado por izquierda como Barrios de Pie ola Corriente Clasistay Combativa, y tendiendo puentes hacia Moyano, a quien durante años despreció, como expresión de una burocracia sindical que en los últimos años demostró ser más representativa que la conducción miniceteaísta, a la que Micheli accedió con un fraude comprobado por la justicia.
Moyano no necesita de esos métodos para ganar una elección en Camioneros, pero no los desdeñaría enla CGT, aunque la ferocidad de su ruptura con el gobierno también ha abierto grietas en sus propias filas. Le pasa con Cristina lo mismo que padeció Víctor De Gennaro con Kirchner: la emergencia imprevista de un liderazgo de masas cuya mera existencia cuestionaba el rol al que se creían destinados por la historia o la providencia. Uno y otro emprendieron el difícil tránsito del sindicalismo a la política y cuando quisieron enfrentar a esos gobiernos afines, se les quebraron sus fuerzas sindicales y se despertaron compartiendo el lecho con quien nunca hubieran deseado cuando eran más libres de elegir.

La Ñata contra el vidrio

Quien aprovechó la fisura para sus propios fines fue el gobernador de Buenos Aires Daniel Scioli, quien recibió a Moyano en su reducto de Villa la Ñata para un partido de futsal. En una impremeditada metáfora, los naranjas de Scioli vencieron a los verdes de Moyano por15 a8, y el gobernador superó la mejor marca de Messi, al anotar 6. Desde el kirchnerismo se considera que el anuncio de sus aspiraciones presidenciales fue un error político, motivado por la presión del vicegobernador Gabriel Mariotto y los bloques legislativos, que responden a Olivos. A tres años de la apertura de la sucesión presidencial, Scioli se habría expuesto a un prematuro desgaste, cuando su preocupación excluyente debería ser cómo llegar a fin de mes, dilema que se le repetirá treinta y seis veces.
La interpretación opuesta sostiene que Scioli madrugó al gobierno nacional (y a cualquier otro competidor) al instalarse como candidato, pero con la suficiente prudencia como para subordinar esa posibilidad a la de Cristina. De ahora en adelante, no necesita hablar más del tema y puede manejarse sólo con gestos y símbolos, ese lenguaje a la vez simple y complejo, que llega al pueblo sin mediaciones y que sólo la presidente domina tan bien o mejor que él. Una vez plantada la bandera, el gobernador puede esperar que se arrimen quienes se sienten excluidos del esquema kirchnerista, que no son pocos en la clase política, porque Cristina está llevando a cabo la mutación que Kirchner no pudo. Entre ellos, el ex ministro de Economía Roberto Lavagna, quien repite la parábola de Domingo Cavallo en 2001: se presenta como el padre del modelo que supuestamente conoce el camino de salida. Las diferencias son tan obvias que ni merecen enumerarse. El Congreso dela FUAde este fin de semana indica hasta dónde está dispuesto a llegar Scioli: el jefe dela JPque responde a Alberto Pérez, el funcionario Nicolás Milazzo, se alió conla Franja Moradaradical y con las diversas vertientes de la paleoizquierda para vencer al kirchnerismo, que rechazó un ofrecimiento de dibujar los resultados para aparecer perdiendo “por sólo veinte votos” y se abocará a construir una nueva entidad sobre terreno menos pantanoso.